Portada de Platerías.
En primer lugar nos centraremos en la portada de Platerías. Se trata de la portada meridional de la basílica y tiene dos entradas y cuatro hojas[1], aunque desde el punto de vista iconográfico lo más interesante son los dos tímpanos principales. Se trata del Tímpano de las Tentaciones y del Tímpano de la Pasión. La portada en su conjuntopPuede parecer caótica, ya que en ella se incluyeron los relieves que formaron parte de la desaparecida puerta Francígena y de la nunca construida portada oeste. Y, de hecho, probablemente, tal como señala Castiñeiras[2] es posible que el programa original para ambos tímpanos fuera mucho menor y se viera desproporcionada por añadir las obras de las puertas ya mencionadas.


-Tímpano de las Tentaciones.- (Pulsa para ampliar).
-Tímpano de la Pasión.- (Pulsa para ampliar).
Tímpano de la Pasión.

El prendimiento de Cristo.
Analizaremos primero el de la derecha[3], el Tímpano de la Pasión, y lo haremos siguiendo la guía que nos ofrece para ello el Códice Calixtino. De esta forma encontramos en posición en la primera franja la escena del Prendimiento de Cristo, en la que vemos a Jesús siendo arrestado con Judas a su izquierda, que acaba de darle el beso que lo identificaba como el que debía ser prendido. Se trata de una iconografía muy representada desde el periodo paleocristiano y supone el arranque para narrar iconográficamente la historia de la pasión de Cristo.
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La Flagelación.
A continuación, encontramos la escena de la flagelación, con el Mesías siendo atado a la columna donde recibiría parte de su martirio. La semidesnudez de Cristo nos transmite tanto su indefensión como la aceptación de su destino. La escena se compone de toda una serie de personajes romanos, destacando a un lado Pilatos en su trono. Aunque, otras interpretaciones señalan que no es Pilatos entronizado, sino el propio Jesús sentado recibiendo del soldado romano la corona de espinas. En último término en esta franja inferior tenemos la representación de la escena de la curación del ciego. Las escenas que componen esta historia de la pasión a través de su iconografía están simbolizando el carácter humano, el dolor físico, es decir, la humanidad del Mesías redentor.
En la franja superior tenemos la representación iconográfica de la Epifanía, es decir, el momento en que el Hijo de Dios se da a conocer al mundo, su nacimiento. Los relieves nos muestran a la Virgen sosteniendo al niño y los tres reyes magos arrodillados así como el ángel sobrevolando la escena que junto a la estrella completan la iconografía. Esta escena se interpreta como la manifestación de la divinidad de Cristo reconociendo con la representación de los magos oferentes su dignidad regia[4].
La escena de la curación del ciego, aunque no lo parezca, es muy significativa, puesto que no solo nos muestra el dolor taumatúrgico; sino que ese milagro que abre los ojos del ciego, está simbolizando que la humanidad a través de la pasión y la muerte de Cristo puede salir de las tinieblas en las que llevaba desde el pecado original de Adán y Eva.

La
Epifanía.

La curación del
ciego.
Así que, por lo tanto, podemos ver como en este tímpano en conjunto su programa iconográfico nos ofrece tanto la visión humana como la divina de Jesucristo. De hecho, este tímpano es perfectamente descrito por el Códice Calixtino señalando lo siguiente en el capítulo IX del libro V:
"En la puerta meridional de la basílica apostólica hay, como dijimos, dos entradas y cuatro hojas. En la entrada de la derecha, por la parte de fuera, en primer término sobre las puertas, está admirablemente esculpido el prendimiento del Señor, allí por manos de los judíos el Señor es atado de las manos a la columna, allí es azotado con correas, allí está sentado en su silla Pilatos como juzgándole. Arriba en cambio en otra línea está esculpida santa María, madre del Señor, con su hijo en Belén, y los tres reyes que vienen a visitar al niño con su madre, ofreciéndole el triple regalo, y la estrella y el ángel que les advierte que no vuelvan junto a Herodes"[5].
Tímpano de las Tentaciones.
Es el momento de que nos detengamos en analizar el tímpano izquierdo, el Tímpano de las Tentaciones. Este tímpano se centra en la iconografía relativa a la naturaleza divina de Jesús y por ello el artista selecciono el tema de las tentaciones en las que Cristo vencería a los engaños diabólicos durante su retiro en el desierto fundamentalmente, episodio narrado por Mateo y Lucas en los Evangelios.

La mujer de la
calavera.

La Tentación de Jesús
y los Demonios.
De derecha a izquierda nos encontramos, en primer lugar, una figura de difícil interpretación. Se trata de un relieve que representa a una mujer sentada que responde a la iconografía de mujer de cabello suelto, carnes abundantes y con formas duras, Esta mujer sostiene en su regazo una calavera. Motivo por el que ha recibido distintas interpretaciones, de forma que se ha señalado que se trataría de una mujer adúltera[6], cuyo marido asesino a su amante y le obliga a besar su cráneo dos veces al día. Por otro lado se ha hablado de ella como alegoría de la lujuria, mientras que Santiago Sebastián intuye que podría tratarse de una figura relacionada con Eva, ya que ella engendraría seres mortales y esa sería la explicación a la presencia de la calavera[7].
En este programa iconográfico encontramos la representación de las tentaciones que debió pasar Cristo y, además, tenemos toda una serie de demonios distintos. Así que, más allá de los distintos episodios de esas tentaciones, nos interesa destacar que en este tímpano tenemos la iconografía demoniaca característica del románico. De esta forma identificamos cuatro temas iconográficos relativos al demonio: El Demonio-Mono, el Demonio-Monstruo, el Demonio Jinete del mal y el Demonio antropomórfo.
En definitiva, podemos decir que el programa iconográfico de este Tímpano de las Tentaciones esta representado la fuerza del Bien sobre los poderes del Mal, así como la sumisión del hombre ante el diablo a través de los pecados. En el fondo el mensaje que se quería transmitir, con la inclusión de la extraña mujer y de los esperpénticos demonios, es el de que el fiel debía alejarse del pecado si no quería pagar las consecuencias.
A modo de conclusión podemos decir que el programa iconográfico de ambos tímpanos en conjunto tímpanos nos está mostrando desde esa lejana Edad Media la generación temporal de Cristo y su humanidad, al mismo tiempo que indican su carácter de Mesías y su naturaleza divina.
[1] [Online]. Disponible: http://www.arquivoltas.com/21-LaCoruna/01-Santiago-04.htm [2014, 14 Diciembre].
[2] Citado en [Online]. http://www.arquivoltas.com/21-LaCoruna/01-Santiago-04.htm [2014, 14 Diciembre].
[3] En este sentido debemos hacer una aclaración. Hemos decidido referirnos a los elementos artísticos insertos en los muros como “derecho” o “izquierdo” en función de nuestro punto de vista, de nuestra perspectiva; ya que así es como procede el Códice Calixtino. Pero, somos conscientes de que es más común encontrar descripciones en las que se tome como referencia el punto de vista del muro en que se inserta la obra artística en cuestión.
[4] Sebastián López, Santiago (1996). Mensaje simbólico del arte medieval: arquitectura, liturgia e iconografía. Madrid: Ediciones Encuentro, 1996, pág. 246.
[6] [Online].http://es.slideshare.net/desperdicios/presentacin-platerias [2014, 14 Diciembre].
[7] Sebastián López, Santiago (1996). Mensaje simbólico del arte medieval: arquitectura, liturgia e iconografía. Madrid: Ediciones Encuentro, 1996, pág. 314.

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